sábado, 8 de septiembre de 2007

VÁMONOS CON BJORK A LA LUNA

- Pocas cosas, pocas cosas…
Ahora se encoge de hombros, y su cabeza comienza a parecerme la de un robot con piel de látex.
- Pocas cosas para contarte… no he hecho mucho en la vida, solo dormir alrededor de mil años, luego ser consentida, he sido gran centro de consentimiento. Tengo un Magma volcánico que sale de mi boca y tumba ejércitos de musulmanes enardecidos, has visto algo así antes?
No, claro que no lo había visto, solo en ella, que era consecuente con lo que decía, por que su boca era un gran trasero con patas que pisoteaba y cagaba a medio mundo... Ella sigue hablando de otra cosa, de Islandia y la pesca en pelícanos; los pescadores habían dejado de usar redes y barcos, ahora amarraban a las patas de los pelícanos con cuerdas y los dejaban lanzarse en clavado en busca de sus peces, pero cuando tenían algo en la boca halaban las cuerdas y se los quitaban de los picos.
- venga, tengo aquí mismo una especie de cohete con gasolina suficiente como para dar un paseo, anímate!
- Claro.
Ella se estaba divirtiendo, por que era de esas personas que han desarrollado la extrema vanidad: son estas las personas que se enamoran de si mismas y solo disfrutan escucharse a si mismas, de los demás solo escuchan alabanzas, pero nada más les entra por los oídos. Así estábamos, ella no veía mi extrema melancolía, ni siquiera notaba que no me interesaba el paseo en cohete, ni su monologo, yo solo quería, como ella dijo en algún momento, dormir mil años, mil buenos años como los de antes.
Allá en el espacio, nadie puede escuchar tus gritos, esta vacío como una caja de leche tretapack, ella movía la boca pero no había moléculas que resonaran, sin embargo eso no la detenía, gesticulaba con su Magma invisible que detiene beduinos del desierto. Mientras, yo contemplaba la posibilidad de dejar de escribir, pues me estaba volviendo obvio, y la gente siempre espera algo con lo que pueda presumir que han leído; una cita, una frase para enmarcar, algo que suene afrancesado o cubanito.
Llegamos a la luna, con los años la luna se había convertido en un lugar bohemio, era lo que había sido el barrio latino o san francisco hace mucho, también había monstruos que tocaban jazz como en la escena del bar de Star Wars, pero aquí tocaban en el centro de los cráteres y la gente se sentaba en el borde el abismo para escucharlos mientras las estrellas brillaban sobre sus cabezas. Ya no estaba tan aburrido, la música siempre es la delicada frontera entre la muerte y la muerte en vida.
Ella quería visitar a viejos amigos que se reunían siempre en el Goce Lunar o El Tíbiri-Bang-Cosmo-Club. Me tomo de la mano y la baja gravedad nos ayudó a llegar en tres zancadas, se podía ver el barrio y sus callejones de luz desde arriba a cada brinco, pero lo bueno era estar abajo, con la gente, así que la débil gravedad nos trajo de nuevo al olor de especia, al bullicio de cantina el murmullo de la calle.
Aterrizamos suavemente frente al Goce Lunar, un par de sujetos gigantes me requisaron en busca de armas o drogas; llevaba en mi chaqueta una 45 especial, las misma con la que William burrougs mató por accidente a su esposa, la misma con la que se suicidaban los altos oficiales en Vietnam, la misma y la única.
El portero me dejo conservarla cuando le mostré mi credencial de escritor-reportero de la Rolling Stone Magazine, comprobó que en la recamara sólo hubiera una bala y me la devolvió.
“esa es su bala verdad?”
-Si . respondí recibiendo el arma.- esa bala tiene mi nombre en ella.
El negro dejo ver su larga línea de dientes blancos en una sonrisa exagerada a la vez que decía.
-no quisiera ser escritor amigo mío, es un trabajo muy arriesgado.
Si que lo es, si que lo es.

Ella ya estaba adentro, el aire condensado era de una agradable pesadez agridulce. Un animado grupo de personas y monstruos se levanto de la mesa cuando divisaron a mi anfitriona; ella corrió a abrazarlos y se saludaron efusivamente, no sólo era cortesía, se querían entre ellos.
- El es mi invitado, mi cronista, mi biógrafo!- Dijo ella a la vez que me tomaba del brazo y me acercaba a la mesa como si fuera un niño pequeño.
Saludé. Era un grupo heterogéneo de especies, había una siamesa lésbica, un vaquero de Marte que con la gran habilidad había notado el pequeño bulto en mi chaqueta, una pareja de músicos terrícolas, un oso grisley de anteojos que fumaba picadillo de tabaco en pipa, y finalmente la exótica chica cangrejo de los mares de Tolú. Esta última llamó inevitablemente mi atención ya que las chicas cangrejo siempre me habían fascinado.
Nos sentamos y las copas volvieron a levantarse. El primero en dirigirme la palabra fue el vaquero.
- Que usas.
- perdón?? Dije yo sin entender al principio, pero luego me di cuenta de que hablaba de mi arma, el bulto en la chaqueta… Es una 45 especial, la misma de William burrougs, la misma con la que se suicidaban los oficiales en Vietnam, la misma y única!
El vaquero asintió acomodándose el sombrero, Ja! Dijo.
- Buen fierro citadino, no es mucho plomo para un tipo de la ciudad?
- Uno nunca sabe- dije humildemente.
El asintió de nuevo y en un rápido movimiento hizo aparecer sobre la mesa su pistola Magmun “aguila del desierto”.
“Es mi único amor verdadero”. Concluyó

Los demás reímos, el vaquero sin duda era un gran personaje, la velada siguió hasta que me sentí un poco mareado por el licor, nunca fui bueno para el alcohol, me disculpe un momento y huí hacia el baño, sin darme cuenta de que ella me seguía.
Abrí la puerta y cuando esta estaba a punto de cerrarse a mis espaldas noté que se abría de nuevo: era ella, me miraba fijamente y de una zancada llegó tan cerca como se podía a mi rostro, primero fue un beso y luego un empujón que hizo que mi espalda se estrellara contra la pared.
- hazme el amor biógrafo! Me decía al oído muy sugestivamente.
Ja-ja-ja, yo reía en otra dimensión, que diablos, hagámoslo!
Nos tomamos nuestro tiempo, usamos la fría baldosa del lavamanos como catre improvisado. Ella cantó varios singles mientras le hacía un trabajo allá abajo: hizo una buena selección de temas y se desenvolvía, me preguntaba cuantos reporteros habían estado en la misma posición que yo pero el pensamiento se fue cuando de verdad me concentre en mi misión de amante selenita. Finalmente nos fumamos el obligado cigarrillo post-orgasmo (el orgasmo en la luna es mucho mejor que en la tierra, uno puede literalmente “flotar” cuando se viene) y ella aprovecho el momento para decirme que no quería que esta parte de la entrevista saliera en la Rolling Stone Magazine.
Sin embargo no mencionó nada de mi libro.
Ahora me agradaba mas, por que no parecía arrepentida ni pudorosa, era muy niña en su cabeza, seguía igual de hiperactiva que antes del follón, hablando de Islandia, pelícanos, y el magma de su voz, mientras salíamos del sucio retrete me advirtió una ultima cosa:
Ten cuidado con el vaquero, es muy celoso aunque solo seamos amigos.
SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSHIT!
Una frase se construyó en mi cabeza
“Es mi único amor verdadero; mi pistola Mágnum “aguila del desierto””.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta, especialmente como el principio se aleja del personaje principal y el orgasmo flotante y la voca bolcanica .